Mitos y realidades de la alimentación infantil
Existen falsas creencias en torno a la alimentación de nuestros pequeños, pero ¿cuántas de ellas son ciertas? En este post aclaro algunas de las más populares.
La leche con chocolate “es mala”
Falso. Consumir chocolate no es bueno ni malo, hacerlo en exceso puede provocar caries, ganancia de peso, además de fomentar hábitos alimentarios poco saludables. Al igual que las golosinas, el chocolate deberá consumirse ocasionalmente.
Necesita tomar suplementos vitamínicos
Falso. El niño no requiere multivitamínicos siempre y cuando mantenga una dieta equilibrada y completa. Considera que las vitaminas que mejor asimila nuestro organismo provienen directamente de los alimentos, por otro lado, hoy encuentras en el mercado “alimentos fortificados” con el fin de prevenir alguna carencia nutrimental.
Un niño es libre de comer lo que se le antoje
Falso. Los niños al igual que los adultos tienen un requerimiento calórico que si excede seguramente hará que exceda el tamaño de su cintura.
La gelatina es un excelente alimento para los niños
Falso. La gelatina no es un alimento nutritivo, por el contrario, una taza de gelatina además de contener mucha azúcar aporta casi las mismas calorías que un refresco.
Gordito significa sanito
Falso. Este es uno de los mitos más comunes. Si el niño está gordito es porque tiene exceso grasa abdominal, por lo tanto presenta un factor de riesgo cardiovascular. Definitivamente no está sanito.
Los niños no deben beber leche “light”
Falso. La principal –y única- diferencia entre la leche descremada o “light” y la entera es la cantidad de grasa que aporta cada una. Su consumo no está contraindicado en nuestros pequeños.
Si no tiene hambre, ¡Déjalo!
Cierto. El mejor prólogo para una buena digestión es el hambre. Comer sin apetito puede acarrear –además de sobrepeso- otro tipo de problemas a nivel emocional.
Procura establecer “estrictos” horarios de comida y no caer en “dulces” chantajes.
Mezclar la comida con agua simple es “malo”
Falso. Nada mejor que fomentar el consumo de agua simple y acompañar los alimentos con este vital líquido.