Lácteos, ¿son necesario?

Los lácteos son uno de los grupos de alimentos más queridos, pero también, de los más temidos…

Existen muchas ideas erróneas sobre este grupo de alimentos. Si bien es cierto que el 30% de los adultos mexicanos sufre deficiencia de lactasa (1), la enzima que metaboliza la lactosa (el azúcar contenida de forma natural en los lácteos), esto no -necesariamente- significa que sean dañinos, además de que existe una inmensa gama de productos lácteos, por lo que difícilmente se puede generalizar sobre sus efectos para la salud. 

No todos los lácteos son iguales

Aunque la leche líquida es el producto lácteo más conocido, comercializado y consumido alrededor del mundo, existen otros productos dentro de esta categoría (2): 

  • Leches fermentadas: Se obtienen de la fermentación de la leche utilizando microorganismos vivos. Tal es el caso del yogurt y el kéfir. Se caracterizan por tener beneficios a nivel gastrointestinal. 

  • Quesos: Se obtienen mediante la coagulación de la proteína de la leche (caseína), que se separa del suero. Se clasifican según el origen de la leche, el proceso de elaboración, la textura, la corteza y el contenido de grasa. Son una excelente fuente de proteínas de alto valor biológico. 

  • Mantequilla: Se obtiene al batir la leche separando la grasa del componente líquido. Importante fuente de vitamina A, D y E, así como ácidos grasos de cadena corta asociados con algunos beneficios para la salud. 

  • Leche en polvo: Se obtiene de la deshidratación de la leche y generalmente se presenta en forma de polvo o gránulos. Además de que tiene los mismos beneficios nutrimentales de la leche líquida, cuenta con larga vida de anaquel. 

  • Helado: Se trata de un alimento congelado elaborado con leche o crema y algún tipo de endulzante, a menudo se combina con frutas u otros ingredientes y sabores.

  • Crema: También conocida como “nata”, es la parte de la leche que es comparativamente rica en grasas; se obtiene descremando o centrifugando la leche. 

¿Son necesarios?

Ningún alimento es imprescindible en la dieta del ser humano, sin embargo, los productos lácteos se encuentran en aquellos que aportan más nutrimentos por cada caloría, esto los posiciona en productos de alto valor nutrimental a la par de otros alimentos como el huevo, las nueces o las leguminosas. Los lácteos son la principal y más accesible fuente de proteína, calcio y vitamina D. Son versátiles, los puedes incluir en múltiples preparaciones, así como en distintos tiempos de comida. En su mayoría son económicos, accesibles y asequibles. 

Cómo incorporarlos a la dieta 

Los lácteos son tan versátiles que su incorporación en la alimentación diaria es relativamente sencilla. Las Guías Alimentarias y de Actividad Física en Contexto del sobrepeso y la obesidad de la población mexicana, publicadas por la Academia Nacional de Medicina de México y la Asociación Americana de Diabetes, recomiendan el consumo de 2 porciones de productos lácteos en una dieta equilibrada.

Una porción de lácteo equivale a:

  • Leche líquida: 240 ml.

  • Leche en polvo: 3 cucharadas soperas.

  • Yogurt: 240 ml.

  • Queso: 30 gramos.

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