Leyendas urbanas en el mundo de la nutrición
La información en el mundo de la nutrición cambia constantemente, por ejemplo, un día el huevo es el demonio y poco tiempo después se convierte en un súper alimento. ¿Por qué los especialistas nos cambian tanto la jugada?
Hay teorías en las que “se dice” que esto es el resultado de intereses comerciales, ¿será? en mi opinión se debe a que la nutrición es una ciencia relativamente nueva (Francia, finales del S. XVIII) y como tal está en constante estudio. Cuantiosas investigaciones han hecho que se modifiquen las recomendaciones sobre patrones dietéticos. De acuerdo a The New York Times, en 1960 se publicaron en la literatura médica menos de 1,100 artículos sobre obesidad y diabetes, mientras que en 2013 fueron más de 44,000 (y paradójicamente la obesidad se ha triplicado), esto nos da una idea del diluvio de investigaciones en las que estamos inmersos y por lo que es muy fácil caer en confusión.
Si bien la ciencia nos llega a cambiar la jugada, también existen creencias que han favorecido el crecimiento de mitos en la alimentación, dicen por ahí que “una mentira repetida mil veces se convierte en una verdad”. Entre mis favoritas están:
El aceite de coco no engorda
Aquí y en China, todos los aceites de cocina aportan las mismas calorías: nueve por gramo. Si bien el aceite de coco posee un alto contenido de grasa saturada (sí, esa de mala reputación) contiene triglicéridos de cadena media (MCT), éstos son digeridos, absorbidos y metabolizados de manera distinta a otras grasas. Se dice que los MCT contribuyen a la pérdida de peso pues se oxidan con mayor facilidad y por tanto difícilmente el cuerpo los almacena en forma de grasa.
Hay mucha controversia en el tema pues entre todos los aceites, el de coco contiene la mayor cantidad de grasa saturada (90%), incluso más que la mantequilla (68%) por lo que los expertos -al día de hoy- recomiendan moderar su consumo.
Leer: Con qué aceite cocinar
Alimentos quema grasa
Lo único que quema la grasa es el fuego. La grasa no “se quema”, se oxida y se utiliza como energía a través de la actividad física. Se dice que la toronja promueve la pérdida de peso, esto es totalmente falso, incluso debemos tener cuidado pues su jugo de está contraindicado con algunos medicamentos.
No hay alimentos quema grasa, sí alimentos ricos en fibra que van a la salud digestiva y favorecer el tránsito intestinal.
El limón fija las grasas
Por increíble que parezca, me lo han preguntado… El limón es un fruto con muchas propiedades nutrimentales y NO fija (ni deshace) la grasa. La grasa se acumula por comer de más, movernos poco, dormir mal, en fin, puede haber distintos factores por los que el cuerpo reserve grasa pero ninguno tiene que ver con algún alimento en particular.
Sólo los niños necesitan leche
Sin duda componentes de la leche como el calcio y vitamina D, y proteínas de alta calidad nutrimental ayudan a los niños a lograr desarrollar su potencial físico, pero cuando somos adultos no dejamos de necesitar calcio, vitamina D y proteínas ya que, aunque ya no estamos creciendo, nuestros huesos y músculos necesitan de estos nutrimentos para mantenerse sanos. Instituciones de Salud en México y el mundo recomiendan que niños y adultos incluyan en su alimentación 2 o 3 porciones diarias de lácteos.
Comer con agua entorpece la digestión
Beber agua contribuye a mantener la salud digestiva y hacerlo durante las comidas no retrasa el proceso digestivo, por el contrario, lo mejora. Quizá se tiene esta creencia porque comer con agua (o cualquier otro líquido) aumenta la sensación de saciedad y por tanto podemos llegar a sentir pesadez.
No debes mezclar frutos cítricos y lácteos
No hay ningún estudio (serio) que sustente esta afirmación. Se tiene esta creencia pues al combinar cítricos con leche ésta se “corta”, es decir, se separan las proteínas (caseína y suero) y se aglutinan, pero esto solamente es un cambio físico y no afecta a la salud, de hecho, algunos quesos como el requesón o el ricotta utilizan ácidos para cortar la leche. Ojo, otra cosa es que la leche se corte por la presencia de microorganismos patógenos.