Realiza comidas pequeñas y frecuentes para evitar comilonas abundantes de de difícil digestión.
No te saltes el desayuno. Procura incluir alimentos ricos en proteína y fibra. Una buena opción: fruta de temporada con yogur y salvado de trigo.
Incluye alimentos ricos en fibra como verduras, frutas y cereales de grano entero. La fibra son compuestos no digeribles con beneficios cardiovasculares y digestivos. La ingesta diaria recomendada es de 20 a 30 g por día.
Reduce la ingesta de alimentos de origen animal con alto aporte de grasa. En general el exceso de grasa alenta el proceso digestivo lo que puede provocar indigestión.
Evita el consumo de alimentos fritos. Prefiere preparaciones al vapor, a la plancha, asados o a la parrilla.
Consume productos lácteos con probióticos que ayuden a mejorar la salud intestinal y la microbiota.
Bebe por lo menos 2 L de agua por día, esto te ayudará a mantener una buena digestión y motilidad gastrointestinal. Evita el consumo de bebidas azucaradas y refrescos.
Come tranquilo y sin prisas. Procura masticar –por lo menos- 15 veces cada bocado, de acuerdo a un estudio publicado en The Journal of The Academy of Nutrition and Dietetics comer lento ayuda a maximizar la saciedad evitando atracones que derivan en pesadez estomacal.
Realiza por lo menos 30 minutos de actividad física diaria para incrementar el metabolismo y acelerar los procesos digestivos.